“Historia de amor caramelizada al perfume de
ciencia ficción”.
Destino oculto (2011) George Nolfi
Prácticas
para la revista Miradas de cine
Si
el mes pasado el diablo hacía sus pinitos en la ciudad de Philadelphia en La trampa del mal (Devil, 2011), a este
mes le toca a Dios imponer sus voluntades en Nueva York. Destino oculto (The Adjustment Bureau) es la ópera prima de George Nolfi que, a su
vez, asume la producción y el guión de la película. Nolfi ha trabajado como
guionista en películas como El ultimátum
de Bourne (Paul Greengrass, 2007) o La
sombra de la sospecha (Richard Donner, 2003), adaptación de una novela de
Michael Crichton. Sorprende como, a pesar del despliegue artístico y visual y
ser un filme de ciencia ficción, se apuesta por una ciencia ficción más
conceptual, sin apenas efectos especiales.
Como
curiosidad, comentar que en la película intervienen treinta dobles con su media
docena de asistentes y veinte ayudantes de dirección, entre otros centenares de
personas acreditadas. La realización se nutre de la pulcritud de John Toll (Vanilla Sky, Braveheart) a la hora de
fotografiar la ciudad de Nueva York.
La
música, obra de Thomas Newman (Wall-e,
American Beauty) es, sin duda, un elemento que facilita el dinamismo de la
película. El protagonista, David Norris, es interpretado por un Matt Damon (y
su doble) especializado en este tipo de personajes: dinámico, jovial y
atractivo. Norris es un joven político con una carrera in crescendo como nos muestra el enérgico arranque de la película.
A poco de las elecciones, un escándalo de adolescencia, ensombrece su
ascensión. Antes de un discurso espontáneo y sincero, conoce a Elise (Emily
Blunt) y se enamoran como agua para chocolate.
Sin
embargo, ese amor no es el destino que tiene asignado y los ángeles-secuaces
del Jefe, una especie de gàngsters de
corte clásico con sombreros mágicos, intentarán impedir esa relación.
La
película es una adaptación de The
Adjustment Team, un cuento de Philip K. Dick, escritor norteamericano de
ciencia ficción. Resultados de otras adaptaciones de Dick son Blade
Runner (1982), Desafío total (Total Recall, 1990), y Minority Report (2002).
Sin embargo, poco queda en la película de la obra del escritor y se supedita la
reflexión sobre el destino y la libertad humana del cuento a la lucha entre el
destino y el amor de la película.
Cabe
recordar otros títulos que, con tanto o mejor fortuna, nos presentan esa
diatriba entre destino y amor: Cuando
Harry encontró a Sally (1989) o Los amantes del Círculo Polar (1998),
Serendipity (2001), Olvídate de mí (Eternal Sunshine of the Spotless Mind,
2004).
A
nivel cinematográfico consigue transmitir cierta solemnidad con planos
contundentes, expresivos, con un buen uso del espacio, la fotografía y la
música. Sin embargo la insostenible historia de amor que se intenta inmiscuir
en la trama chirría en tal complejo engranaje cuando intenta, sin éxito, un
discernimiento sobre algo tan solemne como el destino y la libertad humana.
Quizás
Nolfi debiera haber leído el ensayo de John Stuart Mill Sobre la libertad (1859) o El
Banquete de Platón (donde se nos instruye sobre el amor) como muletas para
forjar una historia más convincente. Destacable y lamentable es también el
discurso sobre el mutilado libre albedrío del ser humano después del Imperio
Romano y de cómo se nos presenta a David Norris como el Jesucristo de turno que
va a guiar nuestro camino. A parte de la etérea inspiración en Dick, Nolfi ha
tenido también presente a Miyazaki y a su Castillo
ambulante (2004) en las secuencias finales de las puertas y sus ingeniosas
discontinuidades espaciales. Antes la fe movía montañas, ahora el amor abre las
puertas de la dimensión desconocida. Resumiendo, aunque la historia de amor
está en primer plano y no lo merece, el resto vale la pena.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada